Santa Luisa de Merillac, superó desafíos, fundó junto a Vicente de Paúl la Compañía de las Hijas de la Caridad y dedicó su vida al servicio de los necesitados.
Luisa, nació en 1591 en el seno de una familia noble. Varios parientes tenían puestos importantes cercanos al rey Luis XIII, sin embargo, su familia enfrenta un quiebre cuando su tío Miguel, en un intento fallido de derrocar al primer ministro —el Cardenal Richelieu—, es arrestado y encarcelado.
Después de educarse en el Monasterio Real de Poissy, se casa y vive feliz hasta que su esposo enferma. Sintiéndose culpable por no seguir su deseo inicial de ser religiosa, atraviesa una depresión hasta que, en 1623, una revelación la reconforta. Tras la muerte de su esposo, conoce a Vicente de Paúl, quien la guía hacia su verdadera vocación.
En 1633, Luisa y Vicente fundan la Compañía de las Hijas de la Caridad, comprometidas con ayudar a los pobres. Establecen comunidades en París y otras regiones, extendiendo su labor a los necesitados, incluso durante las sublevaciones de 1644 a 1649.
La Compañía atraviesa crisis, pero Luisa, con la orientación de Vicente, supera sus dudas. Luisa sigue el camino de Cristo, sirviendo a los más pobres con compasión. Aunque ella y Vicente tienen personalidades distintas, su amistad se fortalece durante 35 años de trabajo conjunto.
Luisa fallece en 1660, dejando un legado de dedicación a los necesitados. La Familia Vicenciana hoy se inspira en su vida.
Fuente: Filles de la charité de saint Vincent de Paul