Miércoles 26 de febrero: San Porfirio de Gaza, obispo del siglo V que atrajo numerosos fieles al cristianismo gracias a sus dotes de predicador.
San Porfirio de Gaza es recordado como un incansable defensor del cristianismo en tiempos de una fuerte persecución a los seguidores de Jesús. Nació en el año 347 en Tesalónica (actual Salónica, Grecia). A los 31 años, renunció a su vida de comodidades y se retiró a Escete (Uadi Natrun, Egipto), para vivir como monje. Posteriormente, pasó cinco años en una cueva cerca del río Jordán, sometiéndose a una vida de austeridad que afectó gravemente su salud.
Durante una visita a Jerusalén, Porfirio experimentó una recuperación milagrosa tras visitar el Calvario. Su discípulo y biógrafo, Marco, destacó su generosidad, ya que tras su curación donó toda su riqueza a comunidades religiosas y personas necesitadas. Para subsistir, trabajó como zapatero hasta que, en el año 392, Juan, el obispo de Jerusalén, lo ordenó sacerdote y le confió la custodia de las reliquias de la Santa Cruz.
En 395, fue nombrado obispo de Gaza (actual Palestina). Gracias a sus dotes de predicador y taumaturgo, logró numerosas conversiones al cristianismo. Sin embargo, enfrentó fuertes oposiciones. Buscando apoyo, viajó a Constantinopla, donde convenció a la emperatriz Eudoxia de emitir un decreto imperial que ordenaba la destrucción de templos paganos y la construcción de iglesias cristianas. Con este respaldo, la comunidad cristiana de Gaza creció significativamente.
San Porfirio de Gaza falleció el 26 de febrero de 420, tras 25 años como obispo.
Fuente: Santi e Beati.
Imagen: Fragmento del ícono «Porfirio de Gaza» (finales del siglo XIX), por Osip Semenovich Chirikov.