Viernes 31 de enero: San Juan Bosco, fundador de los Salesianos y la congregación de María Auxiliadora; y Santa Marcela de Roma, mártir.
San Juan Bosco (1815-1888), sacerdote de Turín, dedicó su vida a la educación y evangelización de la juventud. Fundó la Congregación de los Salesianos y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, extendiendo su labor educativa desde Europa hasta Sudamérica.
Nació en I Becchi, Italia, y perdió a su padre a los 2 años, enfrentando dificultades económicas. A los 9 años, un sueño lo motivó a ayudar a los jóvenes necesitados. Desde pequeño trabajó mientras estudiaba y profundizaba en la oración. En 1841 fue ordenado sacerdote y, en 1854, creó la Sociedad Salesiana para continuar su obra.
Preocupado también por la educación de las niñas, en 1872 fundó junto a María Mazzarello el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Tres años después, en 1875, envió la primera expedición misionera a Argentina, con Salesianos e Hijas de María Auxiliadora, y estableció los Cooperadores Salesianos.
Don Bosco falleció el 31 de enero de 1888. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934 por el Papa Pío XI. Su legado sigue vivo en la educación y formación de la juventud a través de la fe y los valores salesianos.
Santa Marcela fue una noble romana. Bella, rica y culta, nadie se atrevía a burlarse de ella. Al enviudar, su palacio en el Aventino se convirtió en un centro de espiritualidad donde, junto a San Jerónimo, promovía la vida evangélica, ayudando a los pobres, visitando enfermos y mejorando la situación de los esclavos.
En el 410, cuando los godos de Alarico invadieron Roma, sus amigas (Santa Lea y Santa Paula entre ellas) huyeron a Palestina con San Jerónimo, pero Marcela, ya anciana con 85 años, permaneció en la ciudad. Los soldados la golpearon brutalmente para que revelara sus riquezas, pero ya las había donado a los necesitados. Falleció pocos días después a causa de sus heridas. Su memoria es venerada también en las Iglesias de Oriente.
Fuente: trinidad.salesianos.edu y Nóminis.