Jueves 27 de febrero: San Gregorio de Narek, obispo del siglo V que atrajo numerosos fieles al cristianismo gracias a sus dotes de predicador.
San Gregorio de Narek (945-951 – c. 1010) fue un monje, poeta y teólogo armenio cuya obra trascendió con el paso de los siglos, convirtiéndolo en una figura fundamental de la espiritualidad cristiana. Su vida estuvo marcada por la búsqueda de la verdad y la expresión profunda del alma humana a través de la oración y la poesía.
Nacido en el Vaspurakan, una región de la Armenia histórica, Gregorio provenía de una familia de escritores. Tras la muerte de su madre, su padre, el arzobispo Khosrov, lo confió a la tutela de su tío Ananías en el monasterio de Narek, un reconocido centro de estudios bíblicos y filosóficos. Allí fue ordenado sacerdote y, con el tiempo, se convirtió en abad y reformador del monasterio. Su influencia no se limitó a los muros monásticos, sino que dejó un legado teológico y literario que impactó a muchas generaciones.
Entre sus escritos, destaca «El Libro de las Lamentaciones», una obra monumental compuesta por 95 oraciones en las que expresa su intensa búsqueda de Dios. Además, su estilo innovador rompió con los cánones tradicionales, permitiéndole liberar la palabra interior para entablar un diálogo directo con la divinidad. Asimismo, sus alabanzas a la Virgen María fueron fundamentales en el desarrollo de la teología mariana.
Por otra parte, durante ocho siglos, su tumba en Narek fue un importante lugar de peregrinación, hasta que fue destruida durante el genocidio armenio de 1915-1916. Finalmente, en 2015, el Papa Francisco lo proclamó Doctor de la Iglesia, reconociendo su invaluable aporte a la espiritualidad cristiana.
Fuente: Santi e Beati.
Imagen: Fragmento de una ilustración de Gregorio Narek en un manuscrito de 1173.