Jueves 7 de noviembre: San Ernesto, abad en Zwiefalten en el siglo XII. Se unió a la Segunda Cruzada, siendo martirizado en La Meca.
En la primera mitad del siglo XII, el monasterio benedictino de Zwiefalten, cerca de Constanza, Alemania, albergaba a unos 300 monjes y conversos conocidos como «hermanos barbudos». Este monasterio, una comunidad autónoma dedicada al trabajo y la oración, enfrentaba continuos problemas con los señores feudales de los alrededores, quienes generaban conflictos para su administración.
Bertoldo, el primer abad, renunció debido a estas dificultades, siendo sucedido por el monje Ernesto, quien destacó por su espiritualidad e intelecto. Ernesto asumió como abad por cinco años, enfrentando arduas tareas administrativas y disputas jurídicas que lo llevaron a dimitir en 1146.
Decidido a unirse a la Segunda Cruzada, partió hacia Oriente un año después. Sin embargo, en la batalla de Dorilea, su ejército sufrió una grave derrota, donde él desapareció, presumiblemente muerto. Con el tiempo, una leyenda sugirió que Ernesto fue hecho prisionero en Persia y martirizado en La Meca.
Fuente: Santo del Giorno.
Imagen: Estatuilla en marfil de 22,3 cm «Martirio de San Ernesto de Zwiefalten» (1691), por Christoph Daniel Schenk.
