Miércoles 13 de noviembre: San Diego de Alcalá, fraile franciscano del siglo XIV, recordado por sus viajes misioneros y sus milagros.
San Diego de Alcalá, nacido a fines del siglo XIV en San Nicolás del Puerto, un humilde poblado sevillano, es conocido en España y el mundo por su vida dedicada a la caridad y su rol como taumaturgo, es decir, un realizador de milagros. Su legado de fe y milagros se extendió por toda España, donde incluso grandes personalidades, como el rey Enrique IV y el príncipe Carlos, confiaron en su santidad para solicitar curaciones milagrosas.
Como fraile lego de la orden franciscana, su vida estuvo marcada por viajes misioneros a través de España, las Islas Canarias e Italia. En Roma, durante el jubileo universal de 1450, su piedad y caridad lo convirtieron en un referente, especialmente durante una epidemia que afectó a los peregrinos.
San Diego murió el 13 de noviembre de 1463 en Alcalá de Henares, donde su tumba aún atrae a fieles de todas partes. Fue canonizado en 1588 por el Papa Sixto V, alcanzando así la inmortalidad en los altares y en el corazón de sus devotos.
Fuente: Franciscanos.org.
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «San Diego de Alcalá en las islas Canarias» (1728), por Juan García de Miranda.