Martes 19 de noviembre: San Andrés Avelino, religioso teatino del siglo XVI, destacado por su legado literario y epistolar.
Lanceloto Avelino, nacido en 1521 en Castronuovo di Sant’Andrea, Italia, vivió una vida marcada por la devoción y el servicio. Hijo de Juan Avelino y Margarita Apelli, se formó en Jurisprudencia, para luego ser ordenado sacerdote. Inicialmente trabajó como defensor en el foro eclesiástico, pero al percibir que esta labor ponía en riesgo su vida espiritual, decidió dedicarse plenamente al ministerio sagrado.
En 1558, ingresó a la Orden de Clérigos Regulares, tomando el nombre de Andrés. Además de los votos de castidad, pobreza y obediencia, añadió uno personal: renunciar a su propia voluntad para avanzar en la perfección evangélica. Su vida religiosa como teatino destacó por su rigor y dedicación. Fue confesor, director espiritual y Maestro de Novicios, sirviendo especialmente a nobles y funcionarios públicos.
Colaboró con San Carlos Borromeo en la implementación de las reformas del Concilio de Trento en Milán y con el Beato Pablo Burali en Piacenza. Su legado incluye un notable cuerpo epistolar y literario.
El 10 de noviembre de 1608, falleció tras sufrir un ataque de apoplejía mientras se preparaba para celebrar la Eucaristía. Beatificado por el Papa Urbano VIII en 1624 y canonizado por el Papa Clemente XI el 22 de mayo de 1712, San Andrés Avelino es recordado como un ejemplo de entrega y virtud.
Fuente: Orden de Clérigos Regulares Teatinos.