Miércoles 15 de enero: Santa Raquel, símbolo del amor y la fe en la divina Providencia. San Mauro, primer oblato de la orden de San Benito.
En el libro del Génesis (capítulos 29 y 30), se narra la historia de Raquel como una de las hijas más bellas de Labán. Jacob, enamorado de ella, trabajó siete años para obtener su mano, pero Labán lo obligó primero a casarse con Lía, la hermana mayor de Raquel, y a trabajar otros siete años para finalmente casarse con su amada.
Raquel enfrentó dificultades para concebir, lo que la llevó a pedirle a Jacob un hijo, adoptando al hijo que su sierva Bilha tuvo con él, llamado Dan. Más tarde, Dios le concedió el don de la maternidad, y Raquel dio a luz a José, uno de los patriarcas de las doce tribus de Israel. Años después, dio a luz a su segundo hijo, Benjamín, perdiendo la vida durante el parto.
La historia de Raquel simboliza amor desinteresado y fe en la Providencia divina.
San Mauro nació en Roma en el año 512, en una época marcada por invasiones bárbaras. Hijo del senador Eutiquio y la noble Julia, fue confiado al cuidado de San Benito en Subiaco a los 12 años, convirtiéndose en el primer oblato de la orden benedictina.
La vida de San Mauro estuvo impregnada de oración y trabajo. Según San Gregorio Magno, realizó milagros como caminar sobre el agua para salvar a su compañero Plácido y sanar a un niño discapacitado con una estola de San Benito. Fundador de monasterios en Francia, como la abadía de Glanfeuil.
Falleció el 15 de enero de 584. Su festividad incluye la bendición de panes, símbolo de caridad y comunión.
Fuente: Catholic.net y Santi e Beati.
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «Encuentro de Jacob con su prima Raquel, que conducía el rebaño de su padre, en actitud de descubrir el pozo para que beba el ganado» (1855), por Víctor Esteban y Lozano; y del óleo sobre lienzo «San Mauro y una mujer enferma» (antes de 1844), por Anna Maria Crescimbeni.
