Sábado 18 de enero: Santa Priscila (Prisca), adolescente romana que desafió al imperio. Fue martirizada por negarse a renegar de Cristo.
En el siglo I, bajo el reinado del emperador Claudio, Roma vivía un periodo de prosperidad y expansión, tras una serie de victorias militares. Sin embargo, este periodo de gloria se vio ensombrecido por una feroz persecución contra los cristianos, considerados enemigos del Imperio.
Entre las víctimas de esta persecución se encontraba una joven de tan solo 13 años llamada Priscila, nombre diminutivo de Prisca. Según la tradición, era hija de una familia de la nobleza romana, bautizada por el apóstol Pedro y cuya fe cristiana era inquebrantable. Ante la ira de Claudio y la amenaza de muerte, esta niña demostró una valentía extraordinaria, negándose a renegar de Cristo.
A pesar de su corta edad, Santa Priscila demostró una valentía extraordinaria. Fue sometida a torturas crueles y encarcelada, pero nunca se retractó de su fe. Incluso cuando se la arrojó a las fieras en el Coliseo, un fiero león se negó a atacarla, postrándose a sus pies. Finalmente, fue decapitada.
La figura de Priscila se convirtió en un símbolo de fe frente al martirio. En Roma, se erigió una basílica en su honor y hoy sigue siendo venerada como una de las primeras mártires cristianas.
Fuente: Santo del Giorno.
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «El martirio de Santa Prisca» (1790), por Miguel Cabrera.
