Jueves 9 de enero: Santa Lucrecia de Mérida. «Sacrifica tú a los demonios, yo solo ofrezco sacrificio al verdadero Dios y a Jesucristo».
Santa Lucrecia de Mérida fue una mártir cristiana de la Hispania romana. Contemporánea de Santa Eulalia, sufrió el martirio durante la persecución de Diocleciano en los primeros años del siglo IV. Su historia, envuelta en el silencio, ha llegado a nosotros a través de menciones en textos antiguos como el Hieronymianum y otros martirologios.
De Lucrecia se sabe que era miembro de una familia destacada en Mérida. La poca iconografía existente sugiere que fue decapitada, un método de ejecución reservado para ciudadanos romanos. Este acto se atribuye al gobernador Daciano, conocido por liderar una ola de persecuciones contra los cristianos en la península ibérica entre 305 y 308.
Tuvo un templo dedicado a su culto antes de la invasión musulmana que ya no existe, y su ubicación sigue siendo objeto de conjeturas. Una passio atribuida a Santa Lucrecia, aunque considerada no auténtica, refleja el espíritu de las mártires cristianas. Enfrentando las amenazas de Daciano, Lucrecia declaró: “Sacrifica tú a los demonios; yo solo ofrezco sacrificio al verdadero Dios y a Jesucristo, su único Hijo.”
La memoria de Santa Lucrecia, aunque fragmentaria, nos recuerda el valor y la fe inquebrantable de quienes defendieron sus creencias en tiempos oscuros. Su legado, aunque ignorado por siglos, sigue vivo en la historia de Mérida.
Fuente: Santa Eulalia de Mérida y El testigo fiel.
Imagen referencial del martirio de Santa Lucrecia de Mérida generada por IA.