Miércoles 8 de enero: San Luciano y San Eladio, mártires del siglo III que predicaron la fe cristiana en tiempos de persecución.
San Luciano de Beauvais, fue nombrado obispo y enviado por misión papal a evangelizar la Galia junto a otros misioneros, como San Denis y San Régulo. Su misión comenzó en la ciudad de Parma, donde fue arrestado durante la persecución romana. A pesar de los abusos y el encarcelamiento, logró escapar gracias a la ayuda de los cristianos locales.
En su camino a Lutecia (París), convirtió a numerosos nuevos fieles, antes de llegar a Beauvais, donde eligió establecer su misión en el siglo III. Luciano predicó la paz y la caridad del cristianismo. En su paso por la región, logró convertir a miles de personas, sin embargo, en 290, durante la persecución del emperador Diocleciano, Luciano fue arrestado, torturado y decapitado en Montmille junto a sus discípulos Maximiano y Juliano.
San Eladio fue un mártir que vivió en Libia en el siglo III. Aunque las fuentes sobre su vida son limitadas y fragmentarias, según la tradición fue un laico unido por su fe en Cristo al diácono San Teófilo. Durante una persecución contra los cristianos, fueron arrestados y llevados ante el gobernador romano, quien intentó hacerles renunciar a su fe. Sin embargo, ambos se mantuvieron firmes en sus convicciones.
Sometidos a crueles torturas, no cedieron y finalmente fueron arrojados al fuego, donde murieron como mártires. Su sacrificio se convirtió en un símbolo de esperanza y fe para los cristianos de toda Libia. En algunas diócesis italianas, como las de Milán y Treviso, Eladio y Teófilo son venerados como patronos de los laicos y los diáconos comprometidos con la fe.
Fuente: France Catholique y Santi e Beati
Imagen referencial de San Luciano generada por IA.