Sábado 7 de diciembre: San Ambrosio. Transformó Milán en el siglo IV en un modelo de fe, guiando a figuras clave como San Agustín.
San Ambrosio, destacado obispo de Milán, Doctor de la Iglesia y uno de los cuatro padres de la Iglesia Universal, desempeñó un papel crucial en la conversión de San Agustín y en la defensa de la doctrina cristiana frente a la herejía arriana. Este influyente líder nació alrededor del año 340 y se formó ampliamente en literatura, derecho y retórica. Antes de asumir su cargo eclesiástico, sirvió como gobernador de Liguria y Emilia.
A pesar de no estar bautizado cuando falleció el obispo arriano Auxencio, los fieles de Milán lo eligieron como su sucesor por su sólida comprensión de la fe. Con el apoyo del emperador Valentiniano II, Ambrosio fue bautizado y consagrado como obispo en diciembre de 374. Desde ese momento, dedicó su vida a la defensa del Credo Niceno y a combatir la influencia del arrianismo.
Su valentía y legado
Ambrosio demostró gran valentía al enfrentar a la emperatriz Justina, quien buscaba imponer obispos heréticos. También excomulgó al emperador Teodosio tras la masacre de 7,000 personas en Tesalónica, exigiéndole un acto público de penitencia.
Además de su firmeza en la defensa de la fe, San Ambrosio vivió con sencillez. Escribió extensamente sobre la doctrina cristiana, celebraba misa a diario y guio espiritualmente a figuras claves como San Agustín.
Cuando falleció en el año 397, dejó una diócesis transformada en un modelo de fe. Sus escritos permanecen como una referencia fundamental en la historia de la Iglesia y la teología. Es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia occidental, junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Gregorio Magno.
Fuente: Catholic News Agency .
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «San Ambrosio» (1623 o 1625), por Claude Vignon.