Felipe y Santiago fueron dos de los apóstoles que acompañaron a Jesús y que luego continuaron difundiendo la Buena Nueva.
Felipe, originario de Betsaida y discípulo previo de Juan el Bautista, fue uno de los primeros llamados por Jesús. Su martirio ocurrió en Hierápolis, Turquía, donde fue apedreado y crucificado. Sus reliquias reposan en la Basílica de los Doce Apóstoles en Roma, trasladadas en el siglo VI.
Por su parte Santiago, apodado «el Hijo de Alfeo» y primo de Jesús, escribió la primera epístola católica, enfatizando la necesidad de una fe activa. En los Hechos de los Apóstoles, se le describe como querido en la Iglesia de Jerusalén y a menudo se le llamaba «el obispo». A veces también fue llamado «el que intercede por el pueblo».
Un episodio memorable fue su enfrentamiento con Anás II, donde afirmó la divinidad de Jesús. Enfurecidos, los sumos sacerdotes lo arrojaron desde el templo. En sus últimos momentos, Santiago perdonó a sus perseguidores, reflejando las palabras de Cristo en la cruz.
Fuente: aciprensa
Imagen: Fragmento de «Maestà de la catedral de Siena» (1311). Por Duccio di Buoninsegna.
