Sábado 29 de junio: San Pedro y San Pablo

sábado 29 junio 2024 | El Santo del día

Apóstoles cruciales en la formación y expansión del cristianismo. Martirizados el mismo día en Roma: 29 de junio del año 67.


San Pedro, cuyo nombre original era Simón, nació en Betsaida y era pescador en el lago de Tiberíades. Jesús lo llamó a seguirlo junto a su hermano Andrés, y con Santiago y Juan, presenciaron momentos clave como la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración y la agonía en el huerto de los olivos. Pedro, caracterizado por su sencillez y a veces impulsividad, se convirtió en portavoz de los apóstoles, siendo el primero en responder y pedir explicaciones a Jesús. En un momento decisivo en Cesarea de Filipo, Pedro confesó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, a lo que Jesús respondió: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”. Este encargo otorgó a Pedro la misión de gobernar la Iglesia, pese a sus humanas debilidades y errores, como negar a Jesús tres veces.

Tras la resurrección de Jesús, Pedro se erigió como líder de los apóstoles, predicando y realizando curaciones. Viajó de ciudad en ciudad difundiendo la Buena Nueva y regresaba frecuentemente a Jerusalén, donde en un momento clave se encontró con Pablo. Ambos apóstoles, aunque a veces en desacuerdo, discutían sobre cómo orientar la Iglesia naciente. Pedro finalmente fortaleció la comunidad cristiana en Roma, donde fue crucificado cabeza abajo durante la persecución de Nerón, el 29 de junio del año 67.

San Pablo, nacido como Saulo en Tarso, era un ciudadano romano y judío culto, con una sólida formación greco-helenista. Inicialmente, fue un ferviente perseguidor de cristianos, pero su vida cambió radicalmente tras una visión de Cristo en el camino a Damasco. Bautizado por Ananías, Pablo se convirtió en un fervoroso evangelizador, dedicando su vida a difundir el mensaje cristiano. Realizó tres grandes viajes apostólicos, estableciendo comunidades cristianas en ciudades como Chipre, Galacia, Macedonia, Grecia y Éfeso. Enfrentó la hostilidad de judíos y la perplejidad de cristianos, pero persistió en su misión, regresando a Jerusalén para discutir con los apóstoles sobre la integración de los gentiles en la fe cristiana.

Acusado de predicar contra la ley judía y arrestado varias veces, Pablo apeló al emperador romano como ciudadano, lo que lo llevó a Roma. Allí, continuó su misión hasta ser arrestado nuevamente bajo el mandato de Nerón y condenado a muerte. Fue decapitado el mismo día que Pedro fue crucificado, el 29 de junio del año 67.

En efecto, la tradición dice que ambos apóstoles murieron el mismo día, y sobre sus tumbas se erigieron las Basílicas de San Pedro y San Pablo Extramuros, simbolizando su eterno legado y la firmeza de la fe cristiana que ayudaron a cimentar.

 


 

Fuente: Vatican News 1 y Vatican News 2.
Imagen: Fragmento de «San Pedro y San Pablo» (entre 1577 y 1579), por Juan Fernández Navarrete.

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