Gerardo de Salles tuvo una vida de piedad y penitencia en el siglo XII. Fue inspiración para la fundación de muchas comunidades religiosas.
La vida del Beato Gerardo de Salles, sacerdote y eremita, ofrece un vistazo a la religiosidad del siglo XII. Nacido en una familia noble del sur de Francia, abrazó la pobreza y la penitencia, inspirando a muchos a seguir a Cristo. Su fama de santidad llevó a la fundación de numerosas casas de canónigos regulares.
Gerardo nació alrededor del 1040 en el castillo de Salles, en la antigua región de Aquitania, Francia. Educado en letras y artes, desde joven mostró inclinación por la piedad y la espiritualidad. A los veinte años, se unió a la comunidad de canónigos regulares de Saint-Ruf, cerca de Aviñón.
Destacó por su observancia rigurosa de la regla, humildad y celo apostólico. Buscando una vida más austera, se retiró a La Lande, donde se entregó a la oración, penitencia y contemplación. Su santidad atrajo discípulos, fundando casas religiosas.
Falleció el 20 de abril de 1120 en el monasterio de Châteliers y fue canonizado en 1177 por el papa Alejandro III. Su cuerpo reposa en la iglesia abacial de Fontevrault.
Fuente: Santiebeati.it
Imagen: «Beato Gerardo de Salles» por IA.