Santa Escolástica fue una religiosa benedictina y hermana de San Benito, fundador de la orden. Destacó por su devoción y conexión espiritual con su hermano. Murió en el año 543, siendo patrona de Monte Cassino. Las monjas benedictinas honran a Escolástica como su madre espiritual.
Santa Escolástica, nacida en Nursia, Italia, alrededor del año 480, es una figura venerada cuyo legado se entrelaza con el de su hermano gemelo, San Benito de Nursia, fundador de la orden benedictina. Su devoción a Dios la llevó a consagrarse desde temprana edad, y a pesar de vivir en la casa de sus padres, fundó un convento cerca de Plombariola, al sur de Monte Cassino.
Este convento, bajo la dirección de San Benito, la distingue como la primera monja benedictina. La relación entre los hermanos era cercana, aunque las reglas de sus monasterios prohibían que uno ingresara al del otro. Anualmente, se reunían para discutir asuntos espirituales y fueron finalmente enterrados juntos, demostrando que la muerte no separó sus cuerpos ni mentes.
La emotiva historia de su último encuentro en la tierra destaca la profunda conexión espiritual entre ambos. Escolástica, anticipando la despedida, imploró a Benito que pasara la noche conversando. Ante su negativa, oró fervientemente, desatando una tormenta que impidió la partida de Benito. Este milagro marcó el poder de la oración y la conexión divina.
Tras el regreso de Benito a Monte Cassino, tuvo una visión de Escolástica ascendiendo al cielo en forma de paloma, muriendo tres días después. Sus reliquias fueron preservadas en un santuario en Le Mans, Francia. Escolástica es patrona de Monte Cassino y de las comunidades benedictinas, invocada contra las tormentas.