Miércoles 12 de marzo: San Luis Orione, de un legado imborrable en obras como Pequeño Cottolengo y la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
San Luis Orione, conocido también como Don Orione, fue un hombre de profunda fe y servicio inagotable a los más necesitados. Nació el 23 de junio de 1872 en Tortona, Italia, y dejó un legado imborrable con la Pequeña Obra de la Divina Providencia, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad y el Pequeño Cottolengo.
Desde joven su vida estuvo guiada por la espiritualidad y el compromiso con los pobres. A los 13 años ingresó en un convento franciscano, pero problemas de salud lo obligaron a dejarlo. En 1886, se unió al Oratorio de Valdocco, donde conoció a Don Bosco, cuya influencia marcó su vocación. Más tarde, ingresó al seminario de Tortona y, en 1895, fue ordenado sacerdote.
Su obra comenzó en 1893 con la fundación de un colegio para niños pobres en San Bernardino. En 1903, su congregación recibió aprobación oficial. En 1908, tras el terremoto de Messina, ayudó a las víctimas sin distinción de credo u origen, mostrando un amor sin fronteras.
Con una visión clara de servir a los más desamparados, en 1913 envió misioneros a Brasil y, en 1915, fundó las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad. Su labor se expandió a Chile, Uruguay, Argentina y Estados Unidos, con hogares para niños, ancianos y enfermos.
Más allá de la asistencia social, Don Orione veía la educación como clave para la dignidad humana. Fundó la Congregación de los Eremitas de la Divina Providencia y en 1934 inauguró una iglesia en Buenos Aires. En 1936 visitó Chile realizando su primero viaje en avión.
Falleció el 12 de marzo de 1940, dejando un legado de fe y caridad. Beatificado en 1980 y canonizado en 2004 por el Papa Juan Pablo II, su obra sigue viva, recordando su mensaje «Cristo nos llama a ser el rostro de su misericordia para el mundo».
Fuente: Den katolske kirke y Archivo Radio Stella Maris.
