Miércoles 2 de abril: San Francisco de Paula. Su legado vive en la Orden de los Mínimos y en sus valores de humildad, penitencia y caridad.
San Francisco de Paula nació el 27 de marzo de 1416 en Paola, Italia, en el seno de una familia campesina. Desde su infancia, mostró una fuerte vocación religiosa. Sus padres, devotos de San Francisco de Asís, lo consagraron a la vida religiosa en agradecimiento por su sanación tras una grave enfermedad ocular.
A los trece años, ingresó en un convento franciscano en San Marco Argentano para cumplir la promesa de sus padres. Durante ese tiempo, se destacó por su vida de oración y penitencia. Al finalizar su formación, emprendió un peregrinaje a Asís, donde consolidó su llamado a la vida eremítica. De regreso a Paola, se retiró a una cueva para dedicarse a la oración y la austeridad.
Su fama de santidad atrajo a numerosos seguidores. Para acogerlos, fundó un convento en 1435 y estableció la Orden de los Mínimos, caracterizada por la penitencia y el estricto régimen de abstinencia de carne, huevos y productos lácteos. Su carisma se expandió por toda Italia y más allá.
En 1483, el rey Luis XI de Francia solicitó su presencia con la esperanza de una cura milagrosa. Francisco viajó a la corte francesa, donde no solo brindó apoyo espiritual al monarca, sino que también impulsó reformas religiosas. Su influencia trascendió fronteras, favoreciendo la expansión de su orden en Europa.
San Francisco de Paula falleció el 2 de abril de 1507 en Tours, Francia. Doce años después, el Papa León X lo canonizó.
Fuente: Orden de los Mínimos
Imagen: Fragmento óleo sobre lienzo «San Francisco de Paula» (Siglo XVII), por Bartolomé Esteban Murillo.