Miércoles 9 de abril: San Demetrio de Tesalónica, mártir cristiano del siglo IV, defendió su fe bajo la persecución del emperador Maximiano.
San Demetrio nació en Tesalónica (Grecia). Fue un oficial de alto rango del ejército romano y desde joven fue un firme defensor de sus creencias cristianas. Predicaba abiertamente sobre la sabiduría divina y el sacrificio redentor de Cristo, incluso cuando ser cristiano significaba arriesgar la vida.
Durante una de estas persecuciones, soldados imperiales lo arrestaron. En la cárcel conoció al joven cristiano Néstor, que iba a enfrentarse en un duelo al terrible gladiador de la época Lineo. Antes del duelo, Néstor visitó a Demetrio y le pidió ayuda. El resultado fue que Néstor derrotó a Lineo, provocando la ira del emperador. Se ordenó que ambos, Néstor y Demetrio, fueran condenados a muerte. Maximiano ordenó la ejecución de Demetrio. Lo atravesaron con lanzas en su celda, sellando así su martirio. Su fe, sin embargo, permaneció inquebrantable hasta el último aliento.
La tumba de San Demetrio pronto se transformó en lugar de milagros. Lemicio, un cristiano devoto, donó gran parte de sus bienes para ampliar el santuario y construir una capilla en su honor. Años más tarde, Manam, un juez piadoso de Tesalónica, perdió todas sus posesiones y cayó gravemente enfermo. Rechazó una cura pagana ofrecida por un sirviente y se encomendó a Dios. En sueños, San Demetrio le indicó que lo llevaran a su iglesia. Al despertar en el templo, recuperó la salud de forma milagrosa y agradeció al mártir por su intercesión.
Fuente: Catholicsaints.info y Synaxarion.gr
Imagen: Fragmento del ícono pintado sobre madera «San Demetrio a caballo». © Patronato del Museo Británico. Compartido bajo la licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0).