Miércoles 26 de marzo: San Braulio, un obispo cuya influencia trascendió a Zaragoza. Sus escritos dejaron huella en la Iglesia.
San Braulio de Zaragoza fue una de las figuras más destacadas de la Iglesia en la España del siglo VII. Nacido alrededor del año 590 en una familia de origen hispano-romano y germánico, se formó en la prestigiosa escuela de Sevilla bajo la tutela de San Isidoro. Su carrera eclesiástica lo llevó a ser obispo de Zaragoza en el año 631, destacándose por su capacidad de gobierno en tiempos de crisis marcados por guerras, pestes y hambrunas.
Su influencia trascendió su diócesis. Participó activamente en los concilios de Toledo y mantuvo correspondencia con altos dignatarios eclesiásticos y políticos. Como escritor, se le considera el más importantes de su época después de San Isidoro. Entre sus obras destacan la Vida de San Emiliano de la Cogolla y su contribución a la organización y publicación de las Etimologías, un compendio enciclopédico iniciado por su maestro.
Braulio también tuvo un papel clave en la defensa de la disciplina eclesiástica. En el VI Concilio de Toledo (638), respondió con diplomacia a una carta del Papa Honorio I, quien cuestionaba la indulgencia de los obispos hacia los conversos judíos que retornaban a su fe. Su respuesta equilibrada le permitió justificar la postura de la Iglesia española sin entrar en conflicto con Roma.
Hacia el año 650, su salud comenzó a deteriorarse y perdió casi por completo la vista. San Braulio murió en 651, dejando un legado que marcó el rumbo de la Iglesia visigoda. Su culto fue aprobado oficialmente y su obra sigue siendo una referencia en la historia eclesiástica y literaria de España.
Fuente: Santi e Beati
Imagen: Fragmento de la estatua de San Braulio en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza, España.
