Pablo VI fue un influyente líder de la Iglesia Católica. Durante su pontificado promovió el diálogo ecuménico y las reformas estructurales.
Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, nacido en Concesio en 1897, se convirtió en una figura influyente en la Iglesia Católica. Graduado en derecho canónico y civil, Montini entró en el Vaticano en 1923, donde colaboró estrechamente con el futuro Papa Pío XII.
En 1954, Montini se convirtió en arzobispo de Milán, mostrando un profundo compromiso pastoral. Durante el Concilio Vaticano II, apoyó abiertamente la línea reformista. En 1963, tras la muerte de Juan XXIII, fue elegido Papa y tomó el nombre de Pablo VI.
«Uno de los objetivos fundamentales de Pablo VI era subrayar en todos los sentidos la continuidad con su predecesor: por esta razón reanudó el Vaticano II, dirigiendo los trabajos del Concilio con una delicadísima mediación, favoreciendo y moderando la mayoría reformadora, hasta la conclusión el 8 de diciembre de 1965».
Su pontificado estuvo marcado por la continuidad con sus predecesores y la promoción del diálogo ecuménico. Realizó reformas significativas en la estructura de la Iglesia, incluida la creación del Sínodo de los Obispos y la reforma de la Curia.
Pablo VI enfatizó el diálogo dentro de la Iglesia y con el mundo, como se refleja en sus encíclicas. También fue el primer Papa en viajar internacionalmente, promoviendo el entendimiento global.
Sin embargo, su pontificado enfrentó desafíos, como el secuestro y asesinato de Aldo Moro. Falleció en 1978. Fue declarado Beato en 2014 y canonizado en 2018 por el Papa Francisco. Su legado perdura como un líder comprometido con el diálogo y la reforma en la Iglesia Católica.
Fuente: Vatican News.
