Santa Olivia de Brescia, fue una virgen mártir del Siglo II. Pese a los tormentos sufridos, mantuvo su fe hasta su último aliento.
Santa Olivia de Brescia, venerada como virgen mártir, emerge de las páginas de un antiguo martirologio en la histórica ciudad del norte de Italia. Su memoria se inmortaliza en el Martirologio de Faino, donde se detalla su sacrificio, se cree que entre los años 117 y 138.
La escasez de información sobre la vida de Olivia da lugar a la creencia de que gran parte de su relato se tejió a través de la imaginación colectiva, intensificada por el descubrimiento de sus reliquias en 1518.
Según la narrativa, Olivia, una ferviente virgen cristiana, fue aprehendida mientras rezaba sobre las tumbas de los mártires de Brescia. Conducida ante el prefecto de la ciudad, fue presionada a abandonar su fe, primero con halagos y luego con tormentos de fuego y ganchos de hierro. Sin embargo, Olivia resistió con valentía, manteniendo su fe hasta su último aliento, falleciendo con palabras de oración en sus labios.
El siglo XVI marcó el redescubrimiento de las reliquias de Santa Olivia, parte de las cuales fueron trasladadas a Saló, provincia de Brescia. El Papa Sixto V confió estas reliquias a los capuchinos de Saló, quienes las habían solicitado para su veneración en la iglesia local.
Fuente: Bibliotheca Sanctorum
