Isaías, mensajero de Dios, proclamó la fe, profetizando durante 50 años y exhortando a confiar sólo en Dios. Mártir de la fe.
Isaías, nacido en el seno de una noble tribu de Israel alrededor del año 770 a.C., fue uno de los cuatro grandes profetas del Antiguo Testamento. Fue el mensajero elegido por Dios para proclamar la fidelidad y la salvación.
Desde su juventud, Dios se manifestó a Isaías en sueños, encomendándole su sagrada misión. En una visión, presenció al Señor sentado en un trono, rodeado de querubines, purificándolo con un carbón encendido. Así, investido por la divinidad, Isaías comenzó su ministerio profético alrededor del año 740 a.C.
Sus profecías abarcaron cincuenta años de la historia de Jerusalén, durante los reinados de Uzías, Jatán, Acaz, Ezequías y Manasés. En un período marcado por la amenaza del imperio asirio, Isaías advirtió sobre alianzas humanas y exhortó a confiar sólo en Dios.
Sus palabras, más que predicciones, parecían relatos históricos. En su libro profético de 66 capítulos, describió la venida del Libertador, desde su nacimiento hasta su muerte. A pesar de sus advertencias, cuando el reino de Judá cayó en manos de Manasés, Isaías fue reprendido sin éxito.
Condenado a muerte, se convirtió en un mártir, un testigo de la fe en medio de la adversidad.
Fuente: Santiebeati.it
Imagen: Fragmento del ícono ruso «Profeta Isaías» (1725), ubicado en el Monasterio Kizhi, República de Carelia en la Federación Rusa.
