El jueves posterior a Pentecostés se celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, resaltando el sacerdocio de Cristo.
Esta festividad, introducida en España a inicios de la década del 70, ha ganado impulso gracias a las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, quienes oran por la fidelidad y el aumento de vocaciones sacerdotales. Países como Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela también la han adoptado.
San Juan Pablo II, en su encíclica «Ecclesia de Eucharistia», destacó a Cristo como Sumo y Eterno Sacerdote, quien mediante su sacrificio en la Cruz reconcilia la creación con el Creador.
La Escritura también apoya esta visión. El capítulo 4 de la Carta a los Hebreos, resalta a Jesús como Sumo Sacerdote: «Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos —Jesús, el Hijo de Dios— mantengamos firmes la fe que profesamos…» (Heb 4,14-16).
Esta fiesta subraya el papel esencial de Cristo como mediador entre Dios y la humanidad, reforzando la espiritualidad y devoción hacia el sacerdocio en la Iglesia.
Fuente: Aciprensa.
Imagen: Fragmento de «Cristo en la Cruz con los santos Vicente Ferrer, Juan Bautista, Marcos y Antonino» (hacia 1491/1495), por el Maestro de la Epifanía de Fiesole.
