Jueves 1 de febrero: San Severiano

jueves 01 febrero 2024 | Santoral

San Severiano fue obispo de Escitópolis, Palestina, en el siglo V. Fue un celoso y vigilante pastor que procuró que su clero fuese delante de los seglares con su ejemplar vida, que las iglesias fuesen bien servidas y adornadas y que el pueblo fuese enseñado en la ley de Dios. Procuró que creciesen las obras de piedad y que todos los fieles, así seglares como eclesiásticos y religiosos, huyesen de toda sombra de herejía y conservasen en toda su entereza la verdadera doctrina de la Iglesia católica.

Bajo el reinado del Emperador Marciano y de su esposa Santa Pulquería, el santo abad Eutimio y la mayor parte de los monjes de Palestina habían recibido con singular reverencia los decretos del concilio de Calcedonia que condenaba la herejía de los Eutiquianos, los cuales ensombrecían la divinidad de Jesucristo, hasta que Teodosio se divorció de Cristo y comenzó a perturbar los monasterios y, con el favor de la emperatriz Eudoxia que vivía en Palestina, cobró grandes bríos para hacer guerra a la Iglesia de Dios.

Llevó a tal extremo su osadía, que se sentó en la silla patriarcal de Jerusalén, desterrando de ella al legítimo patriarca Juvenal, y poniéndose luego a la cabeza de un ejército que persiguió de muerte a los católicos e inundó de sangre toda aquella tierra.

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Llegaron también aquellos bárbaros a Escitópolis y el santo obispo Severiano fue una de las primeras víctimas de su ciego furor, porque después de haberle capturado y atado, le arrastraron con gran crueldad, le apalearon y sacrificaron con inhumanidad.

Perdonó Severino a sus mortales enemigos y selló con su sangre la verdadera fe de nuestro Señor Jesucristo, alcanzando así la corona de ilustre mártir. Con el ejemplo de su cristiana fortaleza se movieron muchos ministros del Señor a predicar sin temor de la muerte la divina palabra a toda aquella cristiandad, por lo cual, en lugar de arruinarse y deshacerse, se acrecentó maravillosamente.

 

Fuente: "Flos Sanctorum de la Familia Cristiana" (1949), 
por el Padre Francisco de Paula Morell, S.J

 

Mc 6,7-13
«Los fue enviando»

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