Jueves 12 de septiembre: Festividad del Santísimo Nombre de María, el que refleja el amor de Dios y nos inspira a seguir adelante.
El nombre de María, lejos de ser un simple apelativo, evoca el misterio profundo del amor de Dios hacia la humanidad. Mientras Eva, la primera mujer, se apartó de Dios, María fue designada como la «Puerta del Cielo», mediadora de todas las gracias. Su nombre, asociado inseparablemente al de Jesús, concentra todo el bien y disipa los temores.
La veneración al nombre de María resuena desde las Escrituras. San Lucas proclama: «El nombre de la virgen era María» (Lc 1, 27). El Papa Benedicto XVI recordaba que, en medio de las tinieblas del mundo, María es una luz que nos impulsa a seguir adelante. «En la bondad con la que ella acogió y siempre sale de nuevo al encuentro de las grandes y pequeñas aspiraciones de muchos hombres, reconocemos de manera muy humana la bondad de Dios mismo«.
El nombre hebreo de María, traducido al latín como Domina, significa Señora o Soberana; y eso es lo que ella realmente es, por la autoridad de su Hijo, soberano Señor del universo. Por ello, honrar el nombre de María es un acto que une a los cristianos con el amor divino, reconociendo su papel esencial en la salvación y su maternidad espiritual sobre la humanidad.
Fuente: Aciprensa y Rafaes.com.
Imagen: Fragmento de «Virgen con el Niño» (hacia 1460), por Taller de Sano di Pietro (Ansano di Pietro di Mencio).