Martes 13 de agosto: El Papa Ponciano abdicó tras ser exiliado junto a Hipólito, antipapa. Ambos se reconciliaron antes de ser martirizados.
El Papa Ponciano, miembro de la noble familia de los Calpurni, fue elegido pontífice en el año 230, durante el pacífico reinado del emperador Alejandro Severo, cuya tolerancia religiosa permitió a la Iglesia reorganizarse. Sin embargo, esta época de paz vio también la primera gran división en la Iglesia de Roma, protagonizada por Hipólito, un sacerdote erudito y austero que se erigió como antipapa, desafiando la autoridad de S. Zefirino y su sucesor, S. Calixto.
A pesar de mantener su postura durante los pontificados de S. Urbano I y S. Ponciano, la situación cambió drásticamente con la ascensión del emperador Maximino el Tracio en 235, quien reactivó la persecución contra los cristianos. Maximino, encontrando una Iglesia dividida, decidió deportar tanto a Ponciano como a Hipólito para hacer trabajos forzados en una mina en Cerdeña.
Ante esta adversidad, Ponciano abdicó voluntariamente el 28 de septiembre de 235, un acto sin precedentes en la historia de la Iglesia, para asegurar que los fieles no quedaran sin un guía. Este gesto conmovió a Hipólito, quien finalmente se reconcilió con la Iglesia antes de morir. Ambos fueron martirizados y sus cuerpos, transportados a Roma, fueron sepultados en catacumbas distintas, siendo reconocidos como santos por la Iglesia.