Sábado 20 de julio: San Apolinar. Luego de llegar a Roma junto a Pedro, fue enviado como obispo a Rávena, donde fue perseguido y martirizado.
Según leyendas del siglo VII, Apolinar llegó a Roma con Pedro desde Antioquía y fue enviado a Rávena como misionero, donde fue obispo por veinte años. Allí habría sido perseguido y martirizado a manos de paganos.
Según otra tradición, Apolinar sobrevivió a las torturas en Rávena, pero habría escapado a Dalmacia, donde se instaló y predicó, regresando a Rávena tres años después, donde fue finalmente asesinado. La Basílica de Basílica de San Apolinar en Classe se erigió en el lugar de su martirio.
El primer obispo documentado de Rávena fue Severino, el undécimo sucesor de Apolinar, a mediados del siglo II. San Pedro Crisólogo documentó su martirio alrededor del año 200. En el siglo VII, surgió la leyenda de su nombramiento por parte de San Pedro.
La basílica de San Apolinar en Classe fue consagrada en 549 y en 856 sus reliquias se trasladaron a San Apolinar Nuovo en Rávena. Su culto se extendió en Roma, Milán, Dijon, Alsacia, Suiza, Reims y Gorkum.
El káiser Otto III promovió su culto en Alemania. La abadía de Siegburg difundió su veneración, especialmente en el Apollinarisberg en Remagen, donde se construyó una iglesia en 1839 y se convirtió en un importante lugar de peregrinación.