En Jueves Santo, el Papa Francisco se trasladó hasta la cárcel de Rebibbia, donde lavó los pies de reclusas como símbolo de humildad y perdón.
En su homilía en la Misa de Cena del Señor en la cárcel femenina de Rebibbia, en el NO de Roma, el Papa Francisco exhortó a no cansarse de pedir perdón, destacando el gesto de humildad de Jesús al lavar los pies de sus discípulos y su capacidad para perdonar siempre.
Ante una audiencia de reclusas y personal penitenciario, el Papa recordó este Jueves Santo que, a pesar de la traición de Judas, Jesús perdona todo y espera que le pidamos perdón.
Tras la misa, el Papa lavó los pies de doce reclusas de diferentes nacionalidades, simbolizando el servicio y el perdón. La celebración culminó con muestras de gratitud hacia el Santo Padre y regalos de las internas.
