Este domingo 22 de octubre, la Iglesia celebró el Domingo Universal de las Misiones, DUM, cuyo lema de este año fue “Corazones ardientes, pies en camino” (cf. Lc 24,13-35), inspirado en el relato del encuentro de Jesús Resucitado con dos discípulos cuando iban camino a Emaús.
El Pbro. Mario Mardones, director de las Obras Misionales Pontificias de la Diócesis de Valparaíso, presidió la Eucaristía en el Santuario Purísima de Lo Vásquez, instancia en la que participaron las parroquias San Martín de Tours, de Quillota; La Purificación de Ntra. Sra., de Algarrobo; y Sagrado corazón de Jesús, de Quilpué. Además, se hizo presente el Colegio Jeanne D’Arc, de Valparaíso. Asistieron, también, familias y presbíteros. Esta fue la segunda actividad que se llevó a cabo a nivel diocesano, puesto que el viernes 20 se celebró una Eucaristía con los colegios de la Diócesis y de la FODEC.
Durante su homilía, el P. Mario Mardones expresó que todos somos misioneros y que estamos llamados a anunciar a Jesús en nuestros entornos cotidianos, en nuestra familia, a los amigos, en el trabajo. Y si bien a veces podemos pensar que hay que ir a misionar muy lejos, en realidad Jesús nos pide que empecemos en nuestro día a día, escuchando, acompañando y sirviendo en nuestra familia, en la comunidad. Además, advirtió que no podemos ser misioneros, asistir a Misa y al mismo tiempo estar disgustados o divididos con nuestra familia o amigos, puesto que en la Misa somos enviados a misionar en nuestra vida cotidiana. “A veces puede pasar que venimos acá y nos sentimos bien, pero ¿qué pasa en nuestras familias o con nuestros amigos cuando hay disgustos, diferencias, divisiones? (…) Todos somos misioneros y a veces la misión es mucho más que recorrer largos caminos, (…) estamos llamados a escuchar al otro, servirlo y acompañarlo (…)”.
Además, el sacerdote reflexionó acerca de lo que corresponde dar al Señor. “El Evangelio de hoy nos dice “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. ¿Qué tenemos que darle a Dios? Lo que Él nos pide a cada uno de nosotros. Cada uno está llamado a una misión. Que podamos ser verdaderos portadores de la Buena Noticia, que seamos agradables en nuestro día a día y no le amarguemos la vida al otro. Que el marido no le amargue la vida a la señora, ni la señora al marido, que los hijos no anden con la cara larga, que podamos darle al otro lo mejor que tenemos, para así ser una familia más alegre y con más diálogo (…)”.
El mensaje del Papa
El Papa Francisco, en su mensaje para el DUM 2023, expresó: “Aquellos dos discípulos estaban confundidos y desilusionados, pero el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado verdaderamente. En el relato evangélico, percibimos la trasformación de los discípulos a partir de algunas imágenes sugestivas: los corazones que arden cuando Jesús explica las Escrituras, los ojos abiertos al reconocerlo y, como culminación, los pies que se ponen en camino”. Y finalizó con una invitación a renovar nuestro compromiso misionero de anunciar a Jesús: “Como aquellos dos discípulos «contaron a los otros lo que les había pasado por el camino» (Lc 24,35), también nuestro anuncio será una narración alegre de Cristo el Señor, de su vida, de su pasión, muerte y resurrección, de las maravillas que su amor ha realizado en nuestras vidas. Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad”.
Cabe recordar que las Obras Misionales Pontificias (OMP) son el principal instrumento de la Iglesia católica para atender las grandes necesidades con las que se encuentran los misioneros en su labor de evangelización por todo el mundo. En este sentido, ofrecen un constante apoyo espiritual y material para que los misioneros puedan anunciar el Evangelio y colaborar en el desarrollo personal y social del pueblo en medio del cual realizan su labor.