El Cardenal Giovanni Battista Re ha honrado la vida de Francisco, destacando su labor pastoral y su legado de «verdadero pastor».
En la misa de exequias, el Cardenal Giovanni Battista Re ha honrado la vida de Francisco. Resaltó que el Pontífice fue un Papa “cercano a todos” y “un verdadero pastor”, siempre dispuesto a servir con humildad y generosidad. Re recordó su “intensa vida de servicio” y cómo Francisco estuvo “siempre al lado de los más necesitados”, sin importar las circunstancias.
El cardenal también mencionó que Francisco “vivió con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño”. Su misión estuvo guiada por un profundo amor a Cristo y a la humanidad. Durante su reflexión, Re citó el mensaje del Papa sobre la “misericordia como el corazón del Evangelio”. Además, relevó la importancia de vivir con alegría, tal como Francisco enseñó. Re subrayó que, incluso en el sufrimiento, Francisco “dio su vida por la multitud”, cumpliendo con la misión que Jesús le encomendó a Pedro: “Apacienta mis ovejas”.
El cardenal también destacó que Francisco fue un “Papa de puertas abiertas”, dispuesto a acoger a todos. Su pontificado no solo se centró en los problemas de la Iglesia, sino en los problemas del mundo. Re mencionó su viaje a Irak en 2021 como un ejemplo de valentía y dedicación a la paz, recordando que Francisco “siempre buscó construir puentes, no muros”.
Una de las frases más recordadas de Francisco, “No se olviden de rezar por mí”, resonó en la misa. Reflejaba su humildad y cercanía con el pueblo. Al final, el cardenal Re invitó a todos a seguir el ejemplo del Papa y alentó a la comunidad a “rezar por él”, como Francisco lo pidió muchas veces.
La homilía donde el Cardenal Giovanni Battista Re ha honrado la vida de Francisco, fue un momento de reflexión sobre su legado. En su despedida, invitó a todos a seguir su ejemplo de amor, servicio y misericordia.
Pasadas las 6 de la mañana en Chile y bajo los aplausos espontáneos de la multitud, el féretro del Papa Francisco ha regresado al interior de la Basílica de San Pedro donde una guardia de Cardenales lo ha recibido. Desde allí, será trasladado a su última morada en la Basílica de Santa María la Mayor.