Viernes 14 de marzo: Santa Matilde de Alemania, monarca de los reinos germánicos en el siglo X, benefactora y fundadora de monasterios.
Santa Matilde de Alemania, conocida también como Matilda o Matilde de de Ringelheim, esposa del rey Enrique I, fue una mujer reconocida en vida por su piedad, justicia y alma caritativa. Nacida en Westfalia, recibió una educación privilegiada en el convento de Herford, lo que forjó su carácter y vocación de servicio.
Tras su matrimonio con Enrique I, ascendió al trono alemán y se convirtió en una de las figuras más influyentes de su tiempo. A pesar de su posición, Matilde dedicó gran parte de su vida a obras de caridad, transformando su residencia en un centro de ayuda para los más necesitados. La labor incluyó la fundación de conventos y la atención a enfermos y presos.
Su matrimonio fue próspero, dando lugar a una descendencia que marcaría el futuro del Sacro Imperio Romano Germánico. El mayor de sus hijos, Otto, llegó a ser emperador y pasó a la historia como «Otto el Grande». Sin embargo, tras la muerte de Enrique I, Matilde enfrentó duros conflictos familiares, en especial la disputa entre sus hijos por el trono.
A pesar de ser acusada de malgastar recursos en obras de caridad, Matilde mantuvo su temple y se refugió en la oración y la vida monástica. Eventualmente, sus hijos reconocieron su error y le restituyeron sus derechos, honrándola en vida.
Santa Matilde falleció el 14 de marzo de 968 en Quedlinburg, dejando un legado de servicio y devoción. Su historia resalta la importancia de las reinas santas en la tradición cristiana, como Clotilde, Eleonora e Isabel de Portugal.
Fuente: Katholischglauben.info.
Imagen: Fragmento del óleo sobre lienzo «Santa Matilda» (siglo XVII), por Francisco de Zurbarán.