Martes 7 de enero: San Raimundo de Peñafort, abogado y clérigo que lideró la Orden de Predicadores, escribiendo, enseñando y evangelizando.
Raimundo de Peñafort nació entre 1175 y 1177 en un castillo cerca de Barcelona. A los 20 años, ya era maestro de artes liberales y, tras ordenarse sacerdote, viajó a Bolonia, donde obtuvo un doctorado en derecho civil y eclesiástico. Inspirado por Domingo de Guzmán, a quien conoció en la ciudad, fundó una comunidad dominica en Barcelona.
Reconocido como jurisconsulto eminente, Raimundo trabajó en la unificación de la liturgia romana y en 1222 ingresó en la Orden de Predicadores. Este paso marcó el inicio de una vida dedicada a la evangelización y la enseñanza.
En 1223, colaboró con Pedro Nolasco y el rey Jaime I de Aragón en la creación de la Orden de la Merced, enfocada en liberar a cautivos. Su labor de mediación y justicia fue fundamental en este proyecto humanitario.
El legado jurídico del Corpus Decretalium
En Roma, el Papa Gregorio IX lo convocó para compilar el Corpus Decretalium, una obra clave del derecho canónico medieval. Como Maestro General de los dominicos, Raimundo reorganizó la orden y promovió la formación teológica, encargando a Santo Tomás de Aquino la creación de la Summa contra gentes.
En sus últimos años, Raimundo fundó institutos en Murcia y Túnez para la evangelización de judíos y musulmanes, preparando a religiosos en lenguas y costumbres locales. Falleció en 1275, dejando un legado de justicia, diálogo y contribuciones fundamentales al derecho y la religión en la Edad Media.
Fuente: Orden de Predicadores
Imagen: «San Raimundo de Peñafort» (1627), por Tommaso Dolabella.