El Pontífice fue el anfitrión de un acto conmemorativo realizado en la Sala Regia del Vaticano, la misma donde se firmó el Tratado en 1984.
En su discurso, Francisco elogió los esfuerzos de ambos países, subrayando la mediación de San Juan Pablo II —y de su emisario el Cardenal Antonio Samoré—, quien logró evitar un conflicto armado mediante “una solución digna, razonable y ecuánime”. Firmado en 1984 en la misma Sala Regia de la conmemoración actual, el Tratado de Paz y Amistad resolvió la disputa sobre el canal Beagle.
La intervención del Vaticano evitó una guerra inminente entre ambas naciones en diciembre de 1978.
El Pontífice recordó las difíciles negociaciones entre las dos naciones, subrayando la importancia de la paz, el diálogo y el compromiso mutuo para alcanzar una solución justa, alejada de la violencia. “Este modelo de paz y amistad debe ser replicado en todo el mundo”, afirmó, señalando que muchos conflictos actuales persisten debido a la falta de voluntad para excluir el uso de la fuerza.
En su intervención, Francisco denunció la hipocresía de aquellos que promueven la paz mientras invierten en armamento, citando las tragedias de Ucrania y Palestina como ejemplos de “fracasos de la humanidad”. Reiteró su llamado a la comunidad internacional para que prevalezca el derecho y el diálogo, lamentando la falta de soluciones pacíficas a los conflictos que afectan a millones de personas, especialmente a los más pobres.
El Papa concluyó su mensaje renovando su gratitud por los esfuerzos diplomáticos que evitaron la guerra entre Chile y Argentina, y extendió su bendición a todos aquellos que buscan la paz y la fraternidad.