Juan el Bautista, el último gran profeta, nació seis meses antes que Jesús. Predicador asceta, bautizó al Nazareno en el Jordán.
Según el Evangelio de Lucas, Juan el Bautista nació seis meses antes que Jesús, hijo de Isabel y Zacarías. Su padre, un anciano sacerdote, recibió del arcángel Gabriel la promesa de un hijo, pero al dudar, quedó mudo. Isabel, embarazada en su vejez, fue visitada por María, quien se quedó hasta el nacimiento de Juan. Isabel supo intuitivamente que el niño se llamaría Juan y Zacarías recuperó el habla al confirmar el nombre.
De adulto, Juan se convirtió en predicador penitencial alrededor del año 28. Vivía como asceta en el desierto, vestía una túnica de pelo de camello y comía langostas y miel silvestre. Bautizaba en el Jordán, anunciando la llegada del Mesías y reuniendo a muchos seguidores. Fue espiado por Herodes y rodeado de soldados y fariseos que se preguntaban si es que él era el Mesías.
Juan es el último gran profeta bíblico. Fue quien bautizó a Jesús en el Jordán.
Herodes Antipas encarceló a Juan por denunciar su relación con Herodías, esposa de su hermano. Salomé, incitada por su madre Herodía, pidió su cabeza y Juan fue decapitado.
El primer testimonio de su veneración es un manuscrito egipcio del siglo IV, relacionado con la Epifanía. Su fiesta, fijada el 24 de junio, coincide con el solsticio de verano. En la Edad Media, las fiestas de Juan se celebraban como una «Navidad de verano». Además de Jesús y María, Juan es el único cuyo nacimiento se celebra, resaltando su importancia en la historia de la salvación.
Jesús llamó a Juan el mayor de todos los nacidos de mujer: “Les digo, entre los nacidos de mujer, no hay mayor profeta que Juan el Bautista” (Lucas 7:28).