EL legado del Papa Pío V abarcó la reforma interna y la defensa de la cristiandad, culminando en la victoria de Lepanto en 1571.
Antonio Ghislieri nació en Alessandria, Italia, en 1504, abrazando la fe a los 17 años como fraile dominico. Su ascenso en la jerarquía eclesiástica fue constante, culminando en su elección como Papa en 1566, adoptando el nombre de Pío V. Su pontificado se destacó por la firmeza en la fe y la defensa de la Iglesia.
Desde su posición como Comisario General del Santo Oficio y luego como Pontífice, Pío V luchó por la pureza doctrinal y la difusión de la fe católica. En un momento de desafíos para la Iglesia, promulgó el «Catecismo Romano» y promovió la formación teológica. Proclamó a Tomás de Aquino «Doctor de la Iglesia».
Su legado se extendió más allá de las fronteras de Roma. Consciente de la necesidad de evangelización en los nuevos territorios descubiertos en el mundo, y frente al surgimiento de países protestantes, promovió la defensa de la cristiandad, lo que culminó en la victoria frente a los otomanos en Lepanto (1571), por parte de la liga de España y Venecia propiciada por el Papa Pío V, triunfo atribuido a la intercesión de la Virgen María.
A nivel interno, Pío V reformó el clero y el laicado. Mantuvo una vida austera y de servicio, visitando las iglesias a pie y viviendo conforme a los principios de pobreza y humildad que predicaba.
Falleció en 1572. Beatificado por Clemente X en 1672, y luego canonizado por Clemente XI en 1712, su figura es recordada como ejemplo de liderazgo espiritual y compromiso con la reforma eclesiástica. Su cuerpo descansa en la basílica de Santa María la Mayor en Roma.
Fuente: Sitio web de los Dominicos u Orden de Predicadores
Imagen: Fragmento de «Éxtasis de San Pío V», atribuido a Bartolomeo Letterini.
