San Anselmo de Canterbury, monje benedictino y doctor de la iglesia, destacó como teólogo, considerado padre de la escolástica.
El célebre San Anselmo de Canterbury, es también conocido como Anselmo de Aosta, localidad de los Alpes italianos donde nació en 1033. Hijo de padres nobles, fue moldeado por su madre mujer de corazón y sabiduría, mientras su padre estaba inmerso en asuntos terrenales.
Después de una educación severa y una crisis de hipcondría, fue el dulce cuidado materno lo que lo sanó. Confiado a los benedictinos de Aosta, su sed de conocimiento lo llevó al monasterio del Bec en Normandía, donde conoció al prior Lanfranco de Pavía.
Atraído por la vida monástica, Anselmo emprendió el camino espiritual, convirtiéndose en prior después de unos pocos años. Dedicado al estudio y la oración, Anselmo destacó como teólogo y guía espiritual, siendo considerado padre de la Escolástica, Su fama se extendió, atrayendo a estudiantes deseosos de conocimiento y perfección.
Nombrado arzobispo de Canterbury en 1093, Anselmo enfrentó los desafíos de la Iglesia inglesa con valentía y firmeza. En conflicto con el rey Guillermo II, defendió la libertad religiosa y combatió la simonía. Consultó al Papa Urbano II y participó en el Concilio de Bari, defendiendo la fe latina.
A pesar del exilio por conflictos con el rey Enrique Beauclerc, el benedictino mantuvo su integridad y regresó a Canterbury en 1106. En los últimos años de su vida, se dedicó al servicio pastoral, deseando profundizar en el misterio del alma.
Anselmo falleció el 21 de abril de 1109. Canonizado en 1720, es celebrado como Doctor de la Iglesia. Su ciudad natal, Aosta, honra su memoria dedicándole sus principales calles.
Fuente: Santiebeati.it
Imagen: Fragmento del fresco «María se aparece a Anselmo de Canterbury» en el Monasterio de Ossiach, Austria (1737-1753), por Josef Ferdinand Fromiller.