Viernes 2 de febrero: La Presentación del Señor (Jornada Mundial de la vida Consagrada)

viernes 02 febrero 2024 | Santoral

Cuarenta días después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor, acontecimiento del que habla el evangelista Lucas en el capítulo 2. En Oriente, la celebración de esta fiesta se remonta al siglo IV, y desde el año 450 se denomina «Fiesta del Encuentro», porque Jesús «encuentra» el templo y sus sacerdotes, pero también a Simeón y Ana, figuras del pueblo de Dios. Hacia mediados del siglo V, la fiesta también se celebra en Roma. Con el tiempo, se añadió a esta fiesta la bendición de las velas, para recordar a Jesús «Luz de los Gentiles».

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor«. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él, y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.

Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.

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Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él. (Lc 2,22-40)

 

Fuente: Vatican News

 

Jornada Mundial de la vida Consagrada

Cada 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que fue instituida en 1997 por el Papa San Juan Pablo II.

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La vida consagrada está conformada por todos los bautizados que se consagran a Dios a través del rito de la profesión o el de consagración de vírgenes. Estos fieles se comprometen a vivir la pobreza, la castidad y la obediencia a través de emisión de votos o promesas.

Los fieles que responden a esta vocación integran los institutos de vida contemplativa (varones y mujeres en comunidades claustrales), institutos de vida apostólica (congregaciones religiosas masculinas y femeninas, sociedades de vida apostólica), institutos seculares, orden de las vírgenes consagradas y nuevas formas de vida consagrada.

 

Fuente: Aciprensa

 

Lc 2,22-40
«Mis ojos han visto a tu Salvador»

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