Tras la muerte de una estudiante de la UPLA al caer de un microbús, autoridades se reunieron para abordar materias de seguridad de la comunidad.
En la instancia se acordó iniciar una mesa intersectorial para articular esfuerzos y recursos para abordar de manera integral los problemas de seguridad que afectan al entorno de Playa Ancha y, en específico, al transporte público.
El rector de la Universidad de Playa Ancha, Carlos González, detalló que se plantearon varios aspectos que tienen que ver con el cuidado de las y los estudiantes.
El Seremi de Transportes y Telecomunicaciones, Edgardo Piqué, explicó que se propuso al rector de la UPLA que esta mesa actúe con periodicidad, que esta se establezca con metas concretas para ir mejorando las condiciones de seguridad.
El encargado de seguridad de la Delegación Presidencial de Valparaíso, Gonzalo Gajardo, añadió que el interés, es que la comunidad estudiantil y académica de la Universidad de Playa Ancha se sienta segura.
Para el diputado Jorge Brito, señaló que se debe mostrar respuestas y compromisos con mejoras urgentes del trasporte público.
Finalmente, el diputado Luis Cuello comentó que hay una comunidad que está muy dolida y golpeada con la pérdida de una estudiante y eso exige una respuesta urgente.
La mesa intersectorial se reunirá en las próximas semanas para revisar los avances de los acuerdos y planificar acciones que permitan mejorar las condiciones de seguridad de la comunidad universitaria.
Lunes 18 de noviembre, recordamos la consagración de las Basílicas de San Pedro y San Pablo, símbolos de «la solidez y la espiritualidad de la Iglesia fundada por Cristo».
El Papa San León I Magno, en uno de sus sermones sobre los apóstoles Pedro y Pablo, los describió como “los dos ojos del cuerpo cuya cabeza es Cristo”. Esta comparación ilustra su relevancia en la historia de la Iglesia, así como la dignidad de las basílicas que llevan sus nombres en Roma, símbolos de fe que trascienden los tiempos.
La Basílica de San Pedro, erigida inicialmente en el año 323 por el emperador Constantino sobre la tumba del apóstol, y reconstruida siglos después, es un testimonio de arte y devoción. Rafael, Bramante, Miguel Ángel y Bernini aportaron su genio a una obra monumental que, con 212 metros de largo y 133 metros de altura, es la mayor del mundo cristiano. Consagrada en 1626, esta basílica sigue siendo un centro espiritual y cultural incomparable.
Por su parte, la Basílica de San Pablo Extramuros, también mandada construir por Constantino, se distingue por su belleza y significado. Tras ser devastada por un incendio en 1823, fue restaurada y consagrada nuevamente en 1854. En su interior, destacan los mosaicos de todos los pontífices, un recorrido visual por la continuidad de la Iglesia desde San Pedro hasta el presente.
En 2009, el Papa Benedicto XVI subrayó el simbolismo de estas basílicas como reflejo de la solidez y la espiritualidad de la Iglesia fundada por Cristo. Estas estructuras, además de su magnificencia arquitectónica, nos invitan a recordar la promesa de Cristo: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
Así, cada 18 de noviembre, al celebrar la dedicación de estas basílicas, se reafirma la esperanza en la Iglesia como casa viva de fe y amor, edificada sobre una roca que perdura.