San Guillermo renunció a su herencia para convertirse en ermitaño. Atrajo discípulos, hizo milagros y fundó comunidades.
El santo Guillermo nació en 1085 en Vercelli, Piamonte, Italia. De familia noble, quedó huérfano temprano y optó por una vida de penitencia. A los 14 años renunció a su herencia y peregrinó a Santiago de Compostela, España, donde se impuso duros sacrificios. Más tarde, una revelación lo hizo regresar a Italia.
En 1106, se establece en Melfi, Basilicata, donde se convierte en ermitaño. Realiza su primer milagro devolviendo la vista a un ciego, pero huye para evitar la fama. Conoce a Juan de Matera, con quien forja una profunda amistad espiritual.
Guillermo intentó viajar a Tierra Santa, pero fue atacado por ladrones, comprendiendo que debía quedarse en Italia. En 1114 se retiró a Monte Virgiliano y fundó una iglesia dedicada a María en 1124, renombrando el lugar como Montevergine.
Atrajo discípulos y estableció un monasterio con reglas estrictas basadas en la Regla de San Benito. La severidad del régimen llevó a una revuelta de los monjes en 1124, por lo que Guillermo nombró un prior y suavizó las normas.
Fundó comunidades en Monte Cegnato y Conza. Después de una vida de trabajo incansable en nombre de Dios y de sus semejantes, Guillermo murió el 25 de junio de 1142 en el monasterio doble de San Salvatore en Guglietto.
